Desde
sus comienzos, la actividad del marketing se sustentó en conocimientos
procedentes de otras disciplinas, como la psicología, la sociología, la
economía, las ciencias exactas y la antropología. Al incorporarse los avances
de las neurociencias y la neuropsicología, se produjo una evolución de tal
magnitud que dio lugar a la creación de una nueva disciplina, que conocemos con
el nombre de neuromarketing.
La gran mayoría de los estudios o
descubrimientos, demuestran claramente que la mayor parte de las decisiones que
tomamos tienen su origen en motivos no conscientes. Aplicado este principio a
las técnicas de comercialización, ventas, comunicación o la propia publicidad,
entenderemos que son muchos los factores no perceptibles a simple vista, los
que pueden condicionarnos en las decisiones de compra o en nuestra percepción
emocional sobre determinados productos o marcas.
A través del Neuromarketing, se analizan
todos estos factores y aspectos relacionados, con el objetivo de resolver
diferentes cuestiones y escenarios en el mundo de los negocios, definiendo así
metodologías y estrategias para seducir y retener al cliente, influir en su
decisiones de compra y potenciar los estímulos para lograr un mayor impacto
publicitario, todo ello aprendiendo de la relación y causa entre mente y
conducta.
El neuromarketing se consolida como una de
las inversiones más rentables y eficientes, ya que es a través de la
investigación cerebral que se identifican necesidades e interés de gran valor
informativo para las empresas. Si centramos esta novedad del mundo de la
publicidad en un contexto como el actual en el que la crisis económica sitúa al
término inversión en el ojo del huracán, las empresas encuentran en la
neurociencia un aspecto por el que hacer rentable la inversión y el tiempo
destinados a analizar desde su origen las emociones que acompañan a los
usuarios en su proceso de compra.
Se confirma de esta forma, que la publicidad
y el marketing son eminentemente emocionales y si bien los consumidores creen
que las campañas y estrategias puestas en marcha por las empresas responden a
análisis y estudios totalmente racionales, lo cierto es que son las emociones
las que guían y acompañan a los consumidores en su decisión de comprar, lo que
ha llevado a las organizaciones a acudir a técnicas como el neuromarketing para
identificar qué demanda el cerebro de los consumidores.
Este concepto es de fundamental importancia
en la gestión de empresas, no sólo para desarrollar capacidades propias, sino
también para lograr una mejor comprensión de los mecanismos que subyacen a
todos los procesos de toma de decisiones de los clientes.
El verdadero desafío pasa por utilizar las
herramientas que suministran las neurociencias para descubrir cuáles son estas
percepciones y, a partir de allí, definir las mejores estrategias para llegar
hasta ellos, seducirlos y fidelizarlos.
Lcdo. Sergio Sequera Yepes
Docente ISUM
E-Mail: sequerayepes@gmail.com
Twitter: @sequerasergio
Linked in: Sergio Sequera Yepes
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